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A tan solo días de haber entrado en vigencia la reforma del Código General del Proceso (originalmente redactado por quienes además fueran los autores del Código Procesal Civil Modelo para Iberoamérica - los Profs. Enrique Vescovi, Luis Torello y Adolfo Gelsi Bidart), a través de la ley 19.090, parece más que oportuno remitir al discurso del Prof. Edgar J. Varela Méndez, Director del Instituto Uruguayo de Derecho Procesal, pronunciado en reciente homenaje al Prof. Enrique Vescovi.

Enrique Véscovi — a los diez años de su muerte1

Por Edgar J. Varela-Méndez

I)

“…que se advierte
Que la muerte no triunfó
De su vida con su muerte”2.
No encuentro nada mejor que los versos de Cervantes —que ya he utilizado en anterior ocasión3— para comenzar el homenaje a Véscovi, porque son claramente representativos de lo que este acto encierra.
La Profa. De Hegedus en el memento en ocasión del quinto aniversario del fallecimiento, requiere plantearse “…cual sería el mejor modo de demostrar las enseñanzas, el camino, el permanente impulso que nos dio en su vida”, ya que “De lo contrario este aniversario, o cualquier otro en que se nos convocara serían solo un reflejo de su ausencia”4.
Yo me permito destacar que Véscovi integra el pasado de todos, se mantiene en el presente y se proyecta en el porvenir. El esfuerzo de memoria sirve para conservar la propia identidad en cada uno diferente, que se ha ido forjando y afirmando con los diversos momentos de su vida. En el presente se discierne la vigencia del pasado que ha comenzado a prepararlo y que ha proporcionado sus raíces. Crisol del tiempo el presente, unión de lo temporal en el instante, en la medida que refleja el pasado que vale y preanuncia el porvenir.
Y la evocación, que no es precisamente reflejo de su ausencia, el recuerdo, más que el recuerdo la presencia constante no es, por lo demás, circunstancia menor.
Como lo expresara Manrique
“Que aunque la vida perdió,
Nos dexó harto consuelo
Su memoria”5.

II)

Tres distinguidos colegas, los Profesores Landoni, Abal Oliú y De Hegedus, en diversas oportunidades y medios, se han referido a Véscovi6.
Han indicado, en sus respectivos estudios, facetas relevantes de Véscovi y han formalizado relaciones completas de su obra y destacado rasgos singulares de su vida y personalidad y a ellos cabe remitir.

III)

Dedicó Véscovi lo mejor de sus esfuerzos intelectuales al Derecho Procesal.
“Pero Véscovi —destaca Gross Espiell— es, también, un jurista que ha encarado con brillantez, temas de Derecho en general, de Derecho Constitucional y de Derecho de los Derechos Humanos”7.
La suya es una vastísima labor de jurista que rebasa el ámbito nacional.
Destacan en ella la riqueza de su información, la fuerza de su pensamiento, el inigualado empuje y entusiasmo que se proyecta en obras iluminadas por la amplitud de citas convocantes de las mejores doctrinas y de completas referencias jurisprudenciales.
Abogado militante, de ejercicio intenso y continuado, hombre de acción, legislador por ascendiente intelectual, que deja obra de singular trascendencia.
Dedicado al estudio y enseñanza de la ley procesal pudo tener la satisfacción de contribuir al progreso de las instituciones patrias con el Código General del Proceso, a cuyo respecto no sólo participó en la redacción, sino que fue su constante esfuerzo y empuje lo que lo llevó a constituirse en Ley.
Desafiante en la controversia, sin ocultar sus pensamientos ni disimular sus actitudes.
Trabajador y luchador incansable, constante acicate y estímulo de quienes lo rodeaban.
Por eso, en mi contribución al volumen de estudios en su homenaje —felizmente rendido en vida—, utilicé una más que apropiada locución latina: infatigabilis bellatory agregué una estrofa de Ventura Ruiz Aguilera:
“¡Siempre luchar!... del hombre es el destino;
Y al que impávido lucha, con fe ardiente,
Le da la gloria su laurel divino”8.
Porque consideré y persisto en la idea, que ello representa cabalmente el accionar de Véscovi.
Y en lo referente a homenajes y dado el ámbito en que éste se produce, me permito señalar que esta Facultad ha estado omisa en considerar la designación con el nombre de Enrique Véscovi una de sus aulas.

IV)

La obra de Véscovi y sin perjuicio de la de vasto alcance, apuntó a solucionar problemas de la práctica y de los prácticos.
Tan pronto surgía una nueva ley procesal, a veces antes inclusive de su entrada en vigencia, su pluma producía análisis precisos, conceptuosos, ilustrativos de la nueva regulación, apuntando problemas y proponiendo soluciones, sin escamotear espacio a las diversas o aun francamente contrarias a las suyas; adelantando opiniones que no vacilaba, en una demostración cabal de humildad intelectual, en modificar si nuevos exámenes y reflexiones a ello lo conducían.
Sus análisis apuntan a la consideración de los temas, procurando recorrer los caminos y roturar la realidad, según las enseñanzas de Carnelutti: “El territorio de nuestra ciencia cuenta, en verdad, con algunas zonas que mantienen alejado a quien las cultiva, del ejercicio práctico; pero recordad que otros muchos dan sus mejores frutos solamente si la reja que revuelve los terrones está dirigida por músculos templados en la lucha viva que hoy en día se agita y se compone en nombre del Derecho… Acordaos también de la reja del arado. Es necesario hundirla en la tierra”9; evitando, no obstante, como también releva “… el remordimiento de haber arado con el clavo”10.
Y ello, a partir del dominio de la problemática, con un lenguaje claro, preciso y directo: rem teneverba sequentur.

V)

Estas meditaciones resultarían incompletas si no relevara la calidad de Véscovi como hombre bueno y generoso. Cuando Catón el Censor —o el Viejo— define a su hijo al orador, lo hace refiriendo al vir bonus dicendi peritus, indicando la necesidad de la virtud y del talento como doble autoridad. Y Véscovi fue ¡qué duda cabe! un vir bonus ius dicendi peritus. Con generosidad singular de sus opiniones, conocimientos, consejos, material.

VI)

Ese cúmulo de circunstancias hace que Véscovi sea hoy, para quienes lo conocimos y compartimos momentos con él, una presencia real, constante, inspiradora, motivante. Su vida en ese sentido no ha terminado sino que se ha transformado y me permito glosar, con las naturales diferencias la esperanzada locución: vita mutatur, non tollitur11.
Me resisto a incurrir en el lugar común de exhortar a que, puestos de pie, se guarde un minuto de silencio en su memoria. Se me hacen presentes la mirada escéptica de Véscovi y la ironía en el alumbrar de su sonrisa.
Vécovi está presente y seguirá estándolo, como ejemplo de energía y trabajo y entonces, para celebrar ese estar presente es que me permito proponer que de pie saludemos esa presencia con una ovación ¡Arriba Véscovi!

Referencias

1 Reconstrucción de las palabras pronunciadas en la sesión del Consejo de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República el 1/VIII/13, de homenaje al Prof. Dr. Enrique Véscovi.
2 Cfr. Manuel de Cervantes Saavedra: “Don Quijote de la Mancha”, Cap. LXXIV de la segunda Parte.
3 Cfr. E. J. Varela-Méndez: “La presunción simple de subarrendamiento”, en “La prueba. Homenaje al Maestro Hernando Devis Echandía”, Universidad Libre, Colombia, 2.002, pág. 479 y en “Estudios de Derecho de Arrendamientos Urbanos”, vol. IV, Amalio M. Fernández, Montevideo, 2.003, pág. 79.
4 Cfr. Margarita De Hegedus: “Enrique Véscovi”, en Rev. U. D. Procesal, 2.007, págs. 145-146.
5 Cfr. Jorge Manrique: “A la muerte del Maestre de Santiago, Don Rodrigo Manrique, su padre” (Cabo).
6 Cfr. Ángel A. Landoni Sosa: “Enrique Véscovi”, en Rev. U. D. Procesal, 2.002, págs. 443-444; Alejandro A. Abal Oliú: “In memoriam Dr. Enrique Véscovi”, en Tribuna del Abogado N° 133, pág. 9; M. De Hegedus: op. cit.
7 Héctor Gros Espiell: “Retiro del reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, en “Estudios en homenaje al Prof. Enrique Véscovi”, FCU, Montevideo, 2.000, págs. 5-15, esp. pág. 5.
8 Cfr. E. J. Varela-Méndez: “El arbitraje en la ley marco regulatorio del sector eléctrico”, en “Estudios en homenaje al Profesor Enrique Véscovi”, FCU, Montevideo, 2.000, págs.. 159-168, esp. pág. 159.
9 Cfr. Francesco Carnelutti: “Carta a mis hijos”, en “Estudios de Derecho Procesal”, trad. Santiago Sentís Melendo, EJEA, Bs. Aires, 1.952, T. II, pág. 565 y sigs.
10 Cfr. F. Carnelutti: “Instituciones del Proceso Civil”, trad. de Santiago Sentís Melendo, EJEA, Bs. Aires, 1.973, Vol. I, pág. XIII.
11 Del “Prefacio de Difuntos”.
Fuente: sitio web oficial de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República Oriental del Uruguay, http://www.fder.edu.uy/recordando/recordando-a-vescovi.html (19/08/2013).

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Ignacio M. Soba Bracesco
Profesor de Derecho procesal en carreras de pregrado y posgrado en distintas Universidades de Uruguay e Iberoamérica. Doctor en Derecho por la Universidad de Salamanca. Autor, coautor y colaborador en diversos artículos, ponencias y libros de su especialidad, tanto en el Uruguay como en el extranjero. Expositor, ponente y relator en Jornadas y Congresos. Coautor de la sección de legislación procesal en la Revista Uruguaya de Derecho Procesal (2007 a la fecha). Integrante de la Comisión Revisora del Código Modelo de Procesos Administrativos para Iberoamérica. Miembro de la International Association of Procedural Law. Miembro del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal. Presidente honorario del Foro Uruguayo de Derecho Probatorio y Director de su Anuario. Co-Coordinador Académico en Probaticius. Miembro Adherente del Instituto Panamericano de Derecho Procesal. Miembro Fundador de la Asociación Uruguaya de Derecho Procesal Eduardo J. Couture. Integrante del Instituto Uruguayo de Derecho Procesal. Socio del Colegio de Abogados del Uruguay.